miércoles, 20 de enero de 2010

BIOGRAFÍA DEL DR. ERIK PEARL



El internacionalmente reconocido Sanador Eric Pearl, ha aparecido en numerosos programas de televisión en los Estados Unidos y alrededor del mundo. Fue invitado a hablar en Las Naciones Unidas, presentandose ante una audiencia que llenó el Madison Square Garden en la ciudad Nueva York, y se ha hablado de sus seminarios en varias publicaciones incluyendo The New York Times.

Como doctor, Eric dirigió una consulta quiropráctica con mucho éxito, durante 12 años hasta que un día sus pacientes empezaron a decir que sentían sus manos en ellos – aunque él no los había tocado. Los primeros meses, le salieron ampollas en sus palmas y sangraron. Pronto, los pacientes reportaron sanaciónes milagrosos de cánceres, enfermedades relacionadas con el SIDA, epilepsia, síndrome de fatiga crónica, esclerosis múltiple, reumatoide y osteoartritis, malformaciones de nacimiento, parálisis cerebral y otras afecciones serias. Todo esto sucedía cuando Eric simplemente acercaba sus manos a ellos – hoy en día, aún continúa.

Las sanaciónes de sus pacientes se han documentado hasta la fecha, en seis libros, incluyendo su libro internacional, bestseller: La Reconexión: Sana Otros, Sánate a ti Mismo, publicado en 30 idiomas.

Ubicado en Los Ángeles, Eric ha suscitado gran interés de reconocidos doctores e investigadores médicos en hospitales y universidades de todo el mundo. Incluyendo el Jackson Memorial Hospital, UCLA, Cedars-Sinai Medical Center, The VA Hospital, University of Minnesota, University of Miami Medical School y University of Arizona – donde él habló a los médicos a petición del Dr. Andrew Weil. Nuevos programas de investigación están actualmente en curso en múltiples instalaciones bajo la dirección de renombrados científicos tales como Gary Schwartz, PhD., Guillermo Tiller PhD., entre otros.

Cada año, Eric viaja consantemente por el mundo, trayendo luz e información de Sanación Reconectiva al planeta. ¡Él enseña cómo activar y utilizar este nuevo, espectro de frecuencias de sanación, el cual nos permite trascender totalmente a cualquier otra técnica de sanación energética, para acceder a un nivel de sanación más allá de lo que cualquier persona ha podido acceder anteriormente hasta ahora! El Dr. Pearl ha enseñado a más de 45,000 practicantes la Sanación Reconectiva en más de 60 países hasta la fecha, creando una generación de sanadores por todo el mundo.

Elogios a La Reconexión:

"... Innovadoras y sorprendentes revelaciones respecto a la dinámica de la sanación."
– Dr. Deepak Chopra, autor de Conocer a Dios.

"Eric es un hombre sorprendente, con el espléndido don de la sanación. ¡Lee este libro y te transformarás!"
– John Edward, médium; autor de What If God Were the Sun?.
"La Sanación Reconectiva es todo un fenómeno en el mundo de la sanación."
- Lynne McTaggart, autora de El Campo

"...La verdad sobre un nuevo sistema revolucionario para sanar y ser sanado que está al alcance de cualquiera. Con mucho humor, perspicacia, y la profunda comprensión y humildad que llega sólo con la madurez de un buen médico y científico, Eric Pearl narra la historia de cómo él se transformó por la energía reconectiva, y cómo todos nosotros podemos hacer lo mismo. Si te tomas en serio la salud y la sanación, ¡lee este libro!"
– Dra. Christiane Northrup, Profesora clínica adjunta de Ginecología y Obstetricia, Universidad de Medicina de Vermont College; autora de Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer y La sabiduría de la menopausia.

"Como médico y neurocientífica, he sido entrenada para saber por qué y cómo funcionan los tratamientos. Cuando hablamos de la Sanación Reconectiva, no sé cómo funciona. Simplemente sé por propia experiencia que lo hace. El trabajo de Eric Pearl ha sido un gran regalo para mí, y a través de este libro, también puede serlo para ti."
– Dra. Mona Lisa Schulz, autora de Despierta tu intuición.

"La Reconexión del Dr. Eric Pearl es simplemente el mejor libro de sanación transpersonal y de medicina espiritual de los últimos años. Es un regalo del Universo y una contribución extraordinariamente apasionante al paradigma mundial de "El Cambio" que está sucediendo en nuestro tiempo. Si vas a leer sólo dos libros este año, asegúrate de que esta joya sea uno de ellos."
– Dr. Hank Wesselman, autor de Encuentros con el espíritu y El mensaje del chamán.

"Éste es un libro que inspira la mente, conforta el corazón y celebra el proceso de la sanación. La visión del Dr. Pearl de la Sanación Reconectiva debe ser leída por profesionales de la salud que deseen fomentar un mayor nivel de sanación en sus pacientes y, en el proceso, sanarse a sí mismos."
– Dr. Gary E. R. Schwartz, y Dra. Linda G. S. Russek, directores del Laboratorio de Sistemas de Energía Humana de la Universidad de Arizona; y autores de The Living Energy Universe.

"Eric Pearl ha recibido un don sin igual... una nueva y no dirigida forma de sanación energética que va más allá de las fórmulas, técnicas y mantras a los que hemos tenido acceso hasta ahora para trabajar en este planeta. Yo lo recomiendo especialmente para los terapeutas, así como para todos los que estén interesados en despertar su propio potencial de sanación."
– Dr. Richard Gerber, autor de La curación energética.

“Reconectar ... el secreto de toda sanación.”
– Dr. Wayne Dyer, autor de The Power of Intention.

HISTORIA DE LA RECONEXIÓN




El Doctor Eric Pearl ha suscitado el interés de los médicos y de los investigadores más importantes en todo el mundo incluyendo a un hospital de los más importantes de los Estados Unidos, a un instituto de ayuda psicológica de primer nivel para las víctimas de catástrofes, a un centro de asistencia para las heridas en la columna vertebral y a una escuela de medicina universitaria.
Durante los años 1980 y 1990, Eric Pearl, poseedor de un doctorado en Quiropráctica en el Cleveland Chiropractic College de Los Angeles, dirigía uno de los centros más importantes en Quiropráctica en esta región. En el mes de Agosto de 1993, descubrió que poseía un “don” inusitado. Después de 12 años de práctica tradicional, se transformó repentinamente en un instrumento de curación de otro tipo: el canal a través del cual la sanación fluye.
Gradualmente ha ido dejando la quiropráctica como tal, ya que sus actividades (seminarios y consultas) han transformado el instrumento de su “don”, a través del cual, ayuda a la gente con enfermedades de todo tipo como los tumores malignos, enfermedades relacionadas con el SIDA, el síndrome de la fatiga crónica, las malformaciones de nacimiento y la deformidad de los huesos.
Llamado también el “Quiropráctico de las Estrellas” ha adquirido el estatus de doctor brillante y muy popular. El hecho de haber estudiado con maestros como el Dr. Virgil Chrane y el Doctor Carl Cleveland, ha permitido que el Dr. Pearl sea uno de los pocos terapeutas, que a la quiropráctica tradicional le haya incorporado técnicas originales procedentes de una antigua tradición que ha resucitado del olvido.
Tanto a nivel informal como clínico, los pacientes (¡y los médicos!) han sido testigos de sanaciones que se producían cuando Eric colocaba simplemente sus manos cerca de ellos.
¿Por qué yo?
Si estuviera sentado sobre una nube mirando el planeta para encontrar una buena persona a quién otorgar uno de esos dones, de los más raros y de los más buscados en el universo, no sé si alargaría mi brazo más allá de las distancias infinitas para apuntar con mi dedo, en medio de la multitud, a un chico como yo y exclamar: ”!Él! Es él! Es él, quién debe tener ese don.”
Quizás sea necesario explicar que no sucedió exactamente de esa manera, pero es la sensación que experimento, excepto cuando alguien me da una explicación totalmente diferente, convincente y plausible del estilo: “¡Ah claro!” Puede exclamar una persona con buenas intenciones, incrédulo ante mi falta evidente de comprensión del funcionamiento del universo: “Seguramente, ha hecho eso en sus vidas pasadas”. Pero yo, lo que quiero saber, es ¿como pueden conocer mis vidas pasadas cuando yo no consigo apenas entender mi vida presente?
Seamos realistas. He estado unos doce años para poner en pie una de la más importantes, es decir, la más importante clínica de quiropráctica de Los Angeles. He tenido tres casas, un Mercedes, dos perros y dos gatos. Todo hubiera sido perfecto si hubiera sabido gestionar mejor mi dinero, mi consumo de alcohol y no poner fin a mi matrimonio después de seis años, hecho que me dejó incapaz de poner un pie delante del otro durante tres días. Pero el Prozac me ayudó mucho a remediar esto.
Seis meses más tarde, me encontraba en la playa de Venice, en California, con mi ayudante, la cual insistió para que me hiciera leer las cartas por una cartomántica en la playa. “No quiero que una cartomántica me lea las cartas en la playa” - contesté con absoluta convicción. “Si esta cartomántica fuera realmente competente, la gente iría a su casa; no llevaría su mesa, su mantel, sus sillas y todo sus bártulos ridículos a una playa abarrotada de gente, con la esperanza de pescar a algunos clientes confiados para someterlos a su visión del futuro y menos aun esperar que la paguen por este privilegio.”
“La conocí en una fiesta y le dije que iríamos. Me sentiría muy avergonzada si no nos lee las cartas” – me contestó y –añadió- que la señora ofrecía lecturas por 20$ y también por 10$. Mirando a mi ayudante a los ojos entendí que era inútil protestar. “De acuerdo” - refunfuñé, llevaba 10$ en la mano y sabía que era la mitad de lo que nos quedaba para la comida del mediodía. Caminé enérgicamente hacia la mujer, me senté en su silla plegable y le tendí mis 10$ pensando que ya tenía hambre.
A cambio de mi dinero, recibí una interpretación del presente aceptable y me gustó oír como ésta adivina judía gitana me llamaba “Bubbelah” (diminutivo judío que significa “pequeño chico”). Cuando se iba me dijo: “Además, ofrezco tratamientos personales que unen las líneas de los meridianos del cuerpo a la red energética del planeta, lo que nos vuelve a poner en contacto con las estrellas y los planetas”. Me comentó que como sanador era algo que necesitaba.” Y me aconsejó leer “el libro del conocimiento: las claves de Enoch”. Intrigado, le pedí cuanto costaría ese tratamiento. Me dijo: ”333 dólares” a lo cual contesté: “No, gracias”
Es el estilo de “engaña bobos” contra el cual nos alertan constantemente en las noticias cada noche. Oía ya las noticias: “Hoy, en Venice Beach, una gitana judía arrebató 333$ a un incrédulo Quiropráctico...” Ya me imaginaba en una foto en un primer plano con el titular: ...tonto quiropráctico... “Lo persuadió para que le diera 150$ al mes de por vida para que lo iluminara para protegerse.” Me sentí totalmente humillado por haber podido pensarlo. Entonces, mi ayudante y yo dejamos la playa y concentramos nuestras energías en buscar comida para dos con tan solo 10$ en el bolsillo.
Hubiera podido ser el final de la historia con la cartomántica pero los caminos de la mente son misteriosos. No podía quitarme sus palabras de mi cabeza. Al mediodía, cogí los últimos minutos de mi hora de almuerzo para ir a la librería esotérica de la zona a hojear el capítulo 3.1.7 del Libro del conocimiento: las llaves de Enoch. Este capitulo habla sobre las líneas axiatonales. La lección más importante que recibí ese día, fue que descubrí que si existe una obra escrita para no ser leída rápidamente tenía que ser aquella. Sin embargo, ya había leído bastante. Y lo que había leído, iba a obsesionarme hasta que me resignara a romper mi alcancía y a llamar a esa mujer.
El tratamiento se daba en dos sesiones y en dos días de intervalo. El primer día le di el dinero y mientras me acostaba en una camilla, me decía a mí mismo que jamás había hecho algo tan tonto. ¿Cómo había podido dar 333$ a una perfecta desconocida para que dibujase líneas sobre mi cuerpo con sus dedos? Pensaba en todo lo que hubiera podido hacer con ese dinero, cuando repentinamente, tuve la inteligencia de reconocer, puesto que se lo había dado ya, que era mejor dejar de quejarme y prepararme para recibir lo que podía ocurrir. Entonces, me quedé tranquilo, listo y receptivo. No sentí nada, absolutamente nada. Al parecer, podía ser el único en la habitación en tener aquella certeza. Y como ya había pagado la segunda sesión, tanto daba volver el domingo para la segunda parte del tratamiento.
Esa noche, sucedió una cosa muy extraña. Hacia una hora que dormía cuando me despertó mi lámpara de noche (lámpara que tengo desde los diez años) la cual se encendió repentinamente. Cuando abrí los ojos, tuve la fuerte sensación que había alguien en la casa. Cargado de valentía con un cuchillo, un aerosol de pimiento y mi Doberman, registré toda la casa. Nadie. Volví a la cama con la extraña sensación que no estaba solo, que alguien me observaba.
A primera vista, la segunda sesión empezó casi como la primera. Pero el parecido se terminó aquí. Mis piernas no estaban tranquilas. Tenían el síndrome de “las piernas locas” que pasa de vez en cuando en medio de la noche. Enseguida esa sensación de baile de San Vito se adueñó de mí; tenía escalofríos por todo el cuerpo. Me quedé acostado con dificultad. Aunque las ganas de levantarme fueran muy fuertes para quitarme esa sensación fuera de mis células, no me atreví a moverme. ¿Por qué? Porque había pagado 333$ y quería lo mío ¡esa era la razón! Un momento más tarde todo había terminado. Era un día caluroso del mes de agosto y en la habitación no había aire acondicionado. Estaba muerto de frío y los dientes me castañeaban mientras esa mujer se apresuraba a taparme con una manta. Me quedé así cinco minutos hasta que mi cuerpo volvió a recuperar su temperatura normal.
Había cambiado. Ignoraba lo que me había pasado y no hubiera podido explicarlo. Pero sabía que no era la misma persona que antes. No sé muy bien como, pero volví a mi coche y me fui hasta mi casa como si mi coche supiera el camino. No me acuerdo de nada del resto del día. Lo único que sé es que, al día siguiente, estaba en el trabajo y la odisea empezó.
Tenía la costumbre de pedir a mis clientes que se quedaran de 30 a 60 segundos en la camilla después del tratamiento para permitir que su cuerpo aceptara el nuevo alineamiento de las vértebras. Siete de los tratados ese lunes, los cuales me visitaban desde hacia 12 años en mi consulta y uno de ellos, una nueva clienta me preguntaron si había dado vueltas a la camilla mientras estaban acostados. Otros me preguntaron si alguien había entrado en la sala durante el tratamiento porque sintieron la presencia de varias personas de pie o andando alrededor de la camilla. Tres de ellos tuvieron la sensación de que alguien corría alrededor de la camilla y otros dos me confesaron que tuvieron la sensación que alguien volaba a su alrededor.
Durante mis doce años de quiropráctico, nadie me había contado algo parecido. Y lo curioso es que los siete me describieron el mismo fenómeno el mismo día. Ocurría algo extraño. Además de los comentarios de mis clientes, mis empleados también me dijeron: “Tiene un aspecto diferente. Su voz suena diferente. ¿Que le ha pasado durante el fin de semana?“ No iba a decírselo. “Oh, nada” contesté, preguntándome que había ocurrido durante el fin de semana.
Mis pacientes me comentaban que sabían con anticipación donde les iba a poner las manos. Las podían notar a unos centímetros de su cuerpo. Se convirtió en un juego el ver cuan acertados estaban al saber donde les iba a colocar las manos. Pero se convirtió en más de un juego cuando empezaron a recibir sanaciones. Al principio, los pequeños dolores desaparecían. Al parecer, los pacientes venían por la quiropráctica, entonces realizaba el tratamiento correspondiente, y después les pedía que se quedaran acostados y con los ojos cerrados hasta que les dijera de abrirlos. En esos instantes, aprovechaba para colocar mis manos por encima de su cuerpo. Cuando se levantaban, el dolor había desaparecido y querían saber lo que había hecho. Siempre les respondía: “Nada, y no hable con nadie de esto” Era tan eficaz como confiar un secreto a alguien y pedirle que no lo contara a nadie.
La gente empezó a llegar de todas partes para las sesiones de sanación. No entendía mucho lo que ocurría. Por supuesto, quería hablar con la mujer que me reconectó con estas líneas axiatonales. “Tiene que proceder de algo que está en usted. Quizás la experiencia de vida que tuvo después de la muerte de su madre, en el momento de su nacimiento, tiene algo que ver con eso”, dijo y añadió, “no conozco a nadie que haya reaccionado de esta manera. Es fascinante” Fascinante. Al parecer estas palabras querían decir que tenía que ir por mi cuenta.
A principios de octubre, aparecieron manifestaciones físicas de mi transformación. Una clienta sufría de una degeneración ósea severa de las rodillas, desde su infancia. Puse mis manos encima de su rodilla. Y cuando las quité, su rodilla estaba mejor pero mis manos estaban cubiertas de minúsculas ampollas que desaparecieron a las tres o cuatro horas. Este tipo de inflamaciones me ocurrieron varias veces. Cada vez que las tenía, todo el mundo en el edificio venía a verlo. (podía haber cobrado los derechos de entrada). Luego, un día, la palma de mi mano empezó a sangrar. No es broma. La sangre no salía como se ve en las películas religiosas o en los periódicos, a borbotones. Más bien, era como si hubiera una aguja clavada en mi mano. Pero igualmente era sangre. La gente de mi alrededor, me dijo que era seguramente una iniciación. “¿A qué?” pregunté. Y ¿Como lo sabían? ¿Por qué no lo sabía? ¿Quién lo sabía?
Empieza mi búsqueda
En noviembre, fui a ver a un famoso vidente. Me perdí por el camino y llegué a la cita sin aliento y con media hora de retraso (como de costumbre). Entré a toda prisa, me senté en una silla e hice como si no notara que estaba enfadado. Aquel tipo de mirada que tienen las personas estreñidas y las personas celosas. Aquella que nos recuerda las lecciones que no nos han dado sobre las virtudes de la puntualidad y que nos hace dudar del valor de ser humano. Estaba convencido que en sus días libres, este hombre pedía firmas para que los retrasos en la escuela fueran merecedores de castigo. Este encuentro iba a ser un desastre, estaba convencido.
Con gran profesionalidad, tiró las cartas sin mostrar ninguna señal de cordialidad o de compasión. Analizó las cartas y me miró directamente a los ojos con una expresión que podía denotar interrogación o amenaza y me preguntó: “¿Qué hace usted para ganarse la vida?” No sé lo que pensarás pero a 100$ la hora, pensaba que era él quien tenía que decírmelo, pero me callé. “Soy quiropráctico” dije tranquilamente sin revelar nada que pudiese influir en su interpretación. (Ni siquiera le había dicho mi apellido cuando solicite mi cita). “Oh no, es mucho más que eso” dijo “algo le pasa a sus manos y la gente se cura. Lo veremos en la televisión” y añadió “y la gente vendrá de todas partes a verle.” Era la última cosa que pensaba oír de su boca. Después, añadió que escribiría libros. “Déjeme decirle algo” le contesté concienzudamente, “si hay algo de lo cual estoy seguro, es que nunca escribiré ningún libro”
Los libros y yo nunca nos habíamos llevado bien. En toda mi vida, solo había leído dos libros y aun no había acabado el segundo. Pero mi vida iba a sufrir otros cambios. Videntes, curanderos, canalizadores, chamanes venían todos los días a verme. Llegaban de todas partes para decirme que durante sus meditaciones, habían recibido el mensaje de cooperar conmigo sin remuneración ninguna. Mi historia de amor con el alcohol volvió a ser una amistad ocasional: un vaso y medio para la cena, de vez en cuando. Nadie estaba tan sorprendido como yo mismo.
Lo más extraño aun no había sucedido: mi dependencia de la televisión se terminó repentinamente y fue reemplazada, puedo decirlo, por los libros. Era insaciable. Devoraba todos aquellos libros que trataban de filosofía oriental, de la vida después de la muerte, de canalizaciones e incluso aquellos que trataban sobre los extraterrestres. Cuando me acostaba por la noche, mis piernas no paraban de moverse. Tenía la sensación que mis manos estaban permanentemente en posición de recepción. Me zumbaba la cabeza y me silbaban los oídos. Más tarde, oí sonidos e incluso lo que parecía ser una coral.
Me decía a mí mismo: “Me he vuelto loco.” Ya se sabe que se empieza por oír voces cuando uno se vuelve loco. Yo oía coros. ¿Podría haber oído simplemente, un zumbido o la voz de una persona o incluso de un coro de niños? ¿Por qué tenía que ser un coro de ópera al completo? En cuanto a mis pacientes, distinguían colores azules, verdes, lilas, dorados y blancos, hermosos y exquisitos. Los conocían bien estos colores pero afirmaban nunca haber notado esos matices anteriormente. Uno de ellos trabajaba en la industria del cine y me contó que los colores que veía no podían ser de este mundo. Según él, no se hubieran podido reproducir ni con la tecnología actual.
Oh, si! mis pacientes habían visto ángeles. Como los ángeles están de moda, no prestaba demasiada atención a aquellas historias de ángeles, hasta que mis pacientes empezaron a contarme las mismas historias y a usar los mismos nombres. No se trata de ángeles famosos como Miguel o Ariel o ni siquiera de Moisés o de Buda aunque muchos digan haber visto a Jesús. Hablamos de nombres como Persília o Jorge. Jorge se aparece a los niños y a los que se ponen nerviosos con la idea de ver un ángel. Jorge se aparece con la forma de un loro de colores para después transformarse en un amigo. Me han contado que Jorge se aparece en los momentos de estrés.
La primera persona que vio a Jorge fue una niña de 11 años llamada Jamie. Su madre la había traído desde Nueva Jersey porque sufría de escoliosis, la desviación de la columna vertebral. Al final de su tratamiento, Jamie me dijo: “He visto un pequeño loro de colores y me ha dicho que se llama Jorge. Luego ya no era un loro ni siquiera era una forma de vida.” Había dicho una forma de vida. ¡Vaya expresión para una niña de 11 años! Y añadió: “Después, se ha convertido en mi amigo.”
En los siguientes dos o tres meses, mis pacientes me contaron otras apariciones de Jorge. Ninguno de ellos podía saber la existencia de Jorge pues no les había explicado nada sobre los nombres de los ángeles o bien de sus descripciones para no influirles en sus experiencias. (Incluso aquí, he cambiado los nombres de Jorge y de Persilia para proteger a estas personas)
Después de su tercer tratamiento, Jamie regresó a Nuevo Jersey, aunque su columna no estuviera totalmente curada. Después hemos hablado alguna que otra vez. Todo parece ir bien y aun recibe de vez en cuando la visita de Jorge.
Sin embargo, Persilia da mensajes más específicos. Se aparece e informa de sanaciones a la gente. Luego les dice que tendrán que explicarlo en la televisión. Supongo que podríamos llamarla nuestro ángel de las relaciones públicas.
La primera persona que vio a Persilia fue una señora de Oregon llamada Michelle. Michelle me había visto en una entrevista en una de mis primeras apariciones en la NBC. En aquellos tiempos, Michelle pesaba unos 40 kilos y sufría del síndrome de fatiga crónica y de fibromialgía. Tenía poco apetito y dificultades para tragar. Era incapaz de levantarse de una silla y de ir sola al servicio. Para poder soportar sus dolores, se ponía bajo el agua caliente de la ducha cuatro veces durante la noche. Si quería llevar a los niños de visita a su madre que vivía a una hora de camino, tenía que quedarse en la cama de su madre durante tres días antes de poder volver a su casa. Era totalmente incapaz de trabajar a jornada completa. Además, su hijo de seis años tenía que preparar la cena para su hermano de tres: bocadillos de crema de cacahuete.
Michelle, como la mayoría de mis pacientes, no había visto ni oído a ningún ángel antes. Necesitó tres días para saber el nombre del ángel. Persilia le dijo que se curaría y que iría a contarlo en televisión. Más o menos un año después, ella y yo estábamos invitados a una entrevista televisada. Michelle estaba contenta y tenía los ojos llenos de lágrimas. Casi había vuelto a su peso normal y tenía una cara radiante de salud. Trabajaba a jornada completa y hacía regularmente ejercicio. E incluso podía preparar la cena para su familia cada noche. Ya no comían bocadillos de crema de cacahuete.
Los pacientes veían a otro visitante: un hombre con bigote y los cabellos blancos. A veces, vestía con bata blanca y otras veces, llevaba una capa con capucha.
Debbie era madre de tres niños y vivía en el sur de California. Fue la primera que vio a este ángel (No sabemos su nombre). En marzo de 1995, se le diagnosticó un cáncer de páncreas en fase terminar, del mismo tipo que nos dejó sin el actor Michael Landon. Le habían dicho que le quedaba unos dos meses de vida. Durante sus visitas, Debbie salió de su cuerpo y viajó a través de un túnel donde vio luces azules y turquesas para luego ser abrazada por una luz blanca. Debbie conoció al hombre con el pelo blanco en sus dos formas. La primera vez, llevaba la capa y la capucha. Le tocó la muñeca y le envió una corriente de energía al interior de su cuerpo. Después, la saludó y la dejó ante una luz intensa acogedora. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Después, se encontró de nuevo en un túnel viajando a través de la galaxia y sintiendo que su cuerpo se desprendía de algo por los pies y por la cabeza.
En la segunda o tercera visita, el 80% del tumor inoperable de Debbie había desaparecido. A los ocho meses sus médicos decidieron operar y quitarle el 20% que quedaba. Pero antes del día de la operación tuvo una sesión del tratamiento, y un día y medio más tarde, fue al hospital para que la operaran. Pero después de algunas pruebas, la hicieron volver a casa. La operación se había anulado. Al parecer, durante el día y medio que siguieron a nuestro encuentro, el tumor había desaparecido totalmente, quedaban solo las cicatrices.
Un detalle interesante, Debbie había venido a verme en noviembre. Durante ese encuentro, había notado gotas de agua cayendo por el lado derecho de su cara. Después de eso, el hombre con bigote y pelo blanco apareció por segunda vez. Esa vez, llevaba una bata blanca que flotaba en el aire. Luego, se puso a volar.
Ocurre muchas veces que mis pacientes ven médicos reunidos que llevan batas blancas; se ponen de acuerdo y guían las sanaciones. Hablan pero nadie puede oírlos. Otra aparición bastante común es la de una joven nativa americana que pone una cinta de piel decorada con cuadrados pequeñitos y brillantes en la frente de mis pacientes. A menudo, un hombre nativo americano entra y se queda de pie en la habitación, no sabemos si es un jefe o un chaman. Otro visitante es un hermoso ángel que lo describen con una gran altura y tiene unas alas muy grandes de plumas blancas. Me comentan que se queda detrás de mí con las manos a mi alrededor, mirando por encima de mi espalda y guiando silenciosamente mis manos. Muchos de estos ángeles desprenden un olor de perfume de flor, de incienso o de hierbas como el romero.
Entonces ocurrió la historia de Jered. Jered tenía cuatro años cuando vino con su madre por primera vez. Llevaba aparatos ortopédicos en las rodillas y no podía moverse sin ellos. Sus ojos miraban en todas las direcciones pero aun parecían capaces de fijar el vacío. Las palabras no salían de su boca pero le salía la saliva a borbotones. La luz de Jered se reducía a una expresión de vacío que no dejaba brillar al ser magnífico que tenía que haber ocupado ese cuerpo.
Jered perdía la capa de mielina de su cerebro donde los impulsos nerviosos se comunican. Tenía unas cincuenta crisis de epilepsia al día. Los medicamentos habían reducido esas crisis en dieciséis al día. Mientras estaba acostado en la camilla, inmóvil y casi sin vida, su madre me dijo que en el último año, lo había visto debilitarse rápidamente sin que pudiera hacer nada por él. A esta primera consulta, no traía al niño que había conocido sino lo que podía describir como una “ameba”.
En esta primera sesión con Jered, cuando mi mano se acercaba al lado izquierdo de su cabeza, él sentía su presencia y trataba de cogerla. “Mire, sabe donde esta su mano. Intenta cogerla. Nunca había hecho esto ” dijo su madre sorprendida y llena de esperanza; “es en esta parte de la cabeza donde ha desaparecido la capa de mielina” añadió. Jered se volvió tan activo durante el encuentro que su madre tuvo que sentarse con él en la camilla para cogerle delicadamente las manos y cantarle canciones como solo lo sabe hacer una madre. Su canción preferida era “Twinkle, Twinkle Little Star”. (Brilla, brilla pequeña estrella). Desde su primera visita, los ataques de Jered cesaron totalmente. Después, en la segunda sesión, vimos a Jered coger el pomo de la puerta y girarlo. Su vista había mejorado y ya era capaz de fijar los objetos. Un día cuando salía del despacho, señaló un ornamento floral que se encontraba en la recepción y dijo sonriendo: “flores”. Todo el mundo tenía lágrimas en los ojos.
Aquella noche, se oyó a Jered recitar las letras del alfabeto con Vanna White cuando miraba “la rueda de la fortuna” en la televisión. Y después, cuando se iba a la cama, este pequeño querubín, antes mudo, miró a su madre y dijo: “Mama, cántame una canción.” Cinco semanas más tarde, Jered volvió al colegio y jugó fútbol. ¿Jered había visto a un ángel? Nunca me lo dijo pero creo que sí. Este ángel lo acompañaba durante sus idas y venidas a las citas, se sentaba junto a él y le cogía delicadamente las manos y le cantaba “Twinkle, Twinkle Little Star” como solo un ángel lo pueda hacer.
En ese momento comprendí que tenía que ir a mi interior para encontrar las respuestas a mis preguntas. Mis dos preocupaciones más importantes eran: Primero, que no podía predecir las reacciones de una persona y por eso, no podía prometerle nada. Segundo, que tenía subidas y bajadas de energía imprevisibles que podían durar de tres días a tres semanas.
Siempre había sido del estilo “esto puedo controlarlo”, capaz de conseguir todo lo que tenía en la cabeza. Mientras los otros tenían la posición “esperamos para ver que”, yo prefería dominar, manipular y controlar las situaciones. Los obstáculos que parecían insuperables para otros eran invisibles para mí pues los arremetía y cumplía con mi trabajo. La expresión más molesta para mí era: “si algo tiene que ocurrir, ocurrirá.” Si quería que algo sucediese, hacía todo lo necesario para que sucediera y no dejaba a los fatalistas ponerse en medio. Imagínense mi sorpresa, cuando he comprendido finalmente que si quería que el proceso de sanación se acelerase, tenía que parar de encabezar el baile y salir de en medio. Tenía que dejar actuar a un poder superior. “¿Quién dice eso?” Pensé, “Yo no, desde luego.”
Sin embargo, este era el caso. No sólo la energía sabía donde dirigirse y que hacer sin mis instrucciones sino que cuanto más me eclipsaba más fuertes eran las reacciones. Las sanaciones más importantes ocurrieron cuando pensaba en mi lista de la compra. ¡Que cosa más increíble!
“Recibe, no mandes.”
“¿Quién ha dicho eso?” Me pregunté, buscando en los rincones de mi mente como si pudiera encontrar algún indicio. “Ha elegido a la persona menos indicada para dar ese tipo de consejo.” Mi ego no entendía nada “Apártate del camino y deja que un poder superior te guíe.” Nada de esto tenía sentido para mí. ¿Cómo puedo transmitir estas sanación a la gente si no las mando?
“Recibe, no mandes.”
“Ya le he oído la primera vez. Ahora, conteste a mi pregunta”, repliqué mentalmente.
Silencio (El silencio realmente consigue fastidiarme a veces)
Entré con el siguiente cliente esperando no darle un mal servicio y que no pudiera notar la vacilación y el desconcierto de mi mente. Empecé por poner mis manos sobre sus pies con las palmas abiertas. Recibí la respuesta de la paciente a través de mis manos y la recibí del cielo por encima de mi cabeza: estaba lleno de amor, humilde y desconcertante. Era extraño. Luego vi la paciente reaccionar, todo iba bien.
En ese momento había abrazado la idea aunque no la había entendido totalmente hasta ahora. Yo no soy el sanador, solo Dios lo es, y por alguna razón, yo soy el catalizador, el canal o el amplificador, díganlo como quieran, formo parte del proceso.
La sesión había terminado. La paciente había visto los mismos colores espectaculares y había distinguido los mismos sonidos que los otros pacientes. También había visto dos ángeles descritos otras veces en el proceso de sanación. Sus dolores, una mezcla de síndrome de fatiga crónica, de fibromialgia y de colitis habían desaparecido. Aunque su vida no estuviera amenazada hacía más de ocho años que sufría esa situación. Se levantó de la camilla y dijo: “¡Gracias!”. Y contesté: “no me lo agradezca, no he hecho nada.” Y me dijo “por supuesto que ha hecho algo aunque no lo entienda. No hubiera pasado nada si no hubiera acercado sus manos sobre mí.”
Me dije a mí mismo: “Quizás esta persona sentada en la nube no cometió ningún error después de todo. Quizás recibí este don porque no llevo grandes ropas ni turbantes porque no cuelgo tapices ni quemo incienso porque no ando descalzo mientras como en tazones de tierra con palillos. Quizás sea porque soy accesible y hablo de manera simple. O quizás porque invento todo tipo de maneras para explicar las cosas que empiezo apenas a entender.”
“¡Es así!”, le dije a mi paciente mientras pensaba en una analogía fácil para una joven, cuyo concepto de sincronismo espiritual sería que “Melrose Place” significara a la vez, el nombre de la calle donde estaba mi consulta en Los Ángeles y el nombre de su programa preferido de televisión. “Es como si acabaras de tomarte una deliciosa taza de chocolate frappé y se lo agradecieras a la pajita.”
Mi clienta se puso a reír.
Creo que los dos lo habíamos entendido.
Eric ha aparecido internacionalmente en muchos programas de televisión. Las sanaciones de sus pacientes han sido documentadas en seis libros hasta la fecha: Hot Chocolate for the Mystical Soul; Chicken Soup for the Alternatively Healed Soul; More Hot Chocolate for the Mystical Soul; Hot Chocolate for the Mystical Teenage Soul; Are You Ready for a Miracle with Angels? Y el libro de Eric Pearl La Reconexión: Sana a Otros, Sánate a ti mismo (Ediciones Obelisco).
Dr. Eric Pearl

Visita la página oficial de La Reconexión®: www.thereconnection.com

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Teléfono: 044 5520319037


PREGUNTAS FRECUENTES



Preguntas Frecuentes a Erik Pearl


¿Qué es la Sanación Reconectiva?

La Sanación Reconectiva es una nueva forma de sanación que está aquí en el planeta por primera vez. Nos reconecta a la plenitud del universo, ya que nos reconecta a la plenitud del nuestro Ser. Se considera que nos conecta al universo y a nuestra esencia misma, no tan solo a través de una nueva gama de frecuencias, sino a través de un ancho de banda totalmente nuevo. La realidad de su existencia se ha demostrado claramente en la práctica, así como en estudios científicos. La Reconexión abriga el proceso de reconectar al universo, y facilita la Sanación Reconectiva. Estas frecuencias revolucionarias son de un nuevo ancho de banda traídas por un espectro de luz e información. Es a través de La Reconexión que podemos interactuar con estos nuevos niveles de luz e información, y es a través de estos que podemos reconectar. Esto es algo nuevo, es diferente, es real – y puede ser desarrollado por cada uno de nosotros.

¿Qué puedo esperar durante una sesión de Sanación Reconectiva o La Reconexión? ¿Cuál es la mejor manera de prepararse para ello? ¿Qué puedo hacer para que sea más efectivo?

La experiencia de cada uno es única. A menudo las sanaciones ocurren en un instante, en una sesión. Y a veces la sanación tarda un poco más en desarrollarse. Si eres afortunado, tu sanación ocurrirá de la forma deseada, si eres muy afortunado, tu sanación llegará de una forma que jamás hayas soñado, una forma que el Universo ha reservado y pensado especialmente para ti.

Las sanaciones pueden llegar de muchas maneras. La mejor manera de permitir que la sanación suceda, es no tener expectativas, no tener apego al resultado. Acuéstate en la camilla, relájate, cierra los ojos y simplemente siente. Observa. Conviértete en el observador y el observado. Disfruta una atmósfera relajada, acostado de espaldas en la camilla o en cualquier otro lugar cómodo que hayas escogido, cierra los ojos y siente. Simplemente siente.

Retira el proceso de pensamiento participante y simplemente observa cuando hay algo que sentir, así como cuando no hay nada a sentir; quédate acostado, como si tuvieras un descanso inesperado. No sugiero que intentes poner tu mente en blanco o que intentes no pensar en nada. Generalmente, la gente tiene dificultad con el concepto de no pensar en nada. La mente siempre está funcionando. Sugiero que simplemente prestes atención a cualquier cosa que llame tu interés. Esto te ocupa y tiene la tendencia de aliviar el estrés que surge cuando intentas no pensar en nada, cuando no sabes como hacerlo. Pon la atención dentro de tu cuerpo y permite que viaje a través de ti. Observa cualquier cosa que percibas fuera de lo normal, así ocuparás la mente sin que ella se pierde en los “deberías” y los “no deberías”.

No respires de manera especial, no visualices escenas relajantes o ningún resultado deseado, no medites, ni repitas mantras, silenciosamente o de ninguna otra manera, y no “hagas” ninguna otra cosa que yo no haya mencionado o que tu o alguna persona cree que “podría ayudar”. No ayudará. Simplemente aportará lo que tu mismo eres capaz de hacer por ti, e interferirá con tu capacidad de disfrutar la plenitud y la realidad de la experiencia. Cuando estés dispuesto a relajarte, a “dejar ir” a no querer controlar o dirigir, cuando tu ego este fuera del camino y no intentes embellecer la experiencia, entonces estas listo para experimentar lo que hace a la Sanación Reconectiva tan diferente y real.

¿Cuántas sesiones necesitaré? ¿Cuánto se tarda en tener una sanación?

Una visita – o tal vez una parte de visitas – puede ser suficiente. Generalmente se recomienda que consideres hasta tres sesiones. Y, aún que cada sesión es especial, a veces algo particularmente especial ocurre en la tercera sesión. Las sanaciones pueden ocurrir en un instante. Lo que tarda “tiempo” es lo que tarda la persona en “decidir” aceptar la sanación.

Las únicas circunstancias en que yo consideraría unas cuantas sesiones más son: a) si una nueva situación surge para ti; o b) si has estado experimentando mejorías claras, reconocibles y mejoría uniforme durante las primeras tres visitas y parece ser que falta un poco más. Entonces, si, se podría considerar unas cuantas sesiones más. A partir de aquí, hay que soltarse, dándolo tiempo para que la sanación se desarrolle. La Sanación Reconectiva no se trata de visitas a intervalos regulares o “repasos”. Una vez que hayas tenido la(s) sesión(es), tu “posees” tu cambio, tu sanación, tu evolución. Es tuyo. Nunca nadie te lo puede quitar.

¿Cómo se compara esto con otras Técnicas? ¿Cómo se diferencia de las otras técnicas de energía utilizadas hasta ahora?

Hay algo que estamos experimentando de lo cual la mayoría de nosotros nos damos cuenta de alguna manera, y es que el tiempo parece estarse acelerando así como expandiendo. Se han da muchos nombres a esta transición. “The Shift” (El Cambio) y “The Shift of the Ages” (El Cambio de las Eras) son dos términos utilizados por Gregg Braden. La transición fue predicada por los Mayas, los Incas, los Hopi, Nostradamus, Edgar Cayce, y la Kabbalah (tanto la Judía como la Cristiana). En su libro “Walking Between the Worlds” (Caminando Entre los Mundos) Braden define este Cambio como “tanto un tiempo en la historia de la Tierra, como una experiencia de la conciencia humana”. Definido por la convergencia del magnetismo planetario que disminuye y la frecuencia planetaria que aumenta sobre un punto en el tiempo, el Cambio de las Eras o simplemente El Cambio, representa una oportunidad poco frecuente de remodelación de la expresión de la conciencia humana. El Cambio es el término aplicado al proceso de la Tierra en aceleración a través de cambios evolutivos, con la especie humana vinculada, por elección, de los campos electromagnéticos de la Tierra, así mismo a través de un proceso de cambio celular.

En campo de la sanación, muchas de las técnicas que han superado la prueba del tiempo funcionan tan bien ahora como siempre han funcionado – es simplemente que ahora tenemos más, y ahora somos más, entonces las técnicas antiguas ya no son suficientes.

Tan buenas como siempre fueron, dentro de nuestros parámetros expandidos, ya no son apropiadas – tal como unas linternas no serían apropiadas como faros para un coche, aunque para un caballo o calesa funcionan perfectamente-. Muchas de éstas técnicas están sometidas a debilidades tales como - quitarse las joyas, los artículos de piel, tener fe por parte del recipiente, rituales de protección tanto para el sanador como para quien recibe – y esto no es necesario con estas nuevas frecuencias Reconectivas.

Hay que recordar, también, que muchos de nosotros que hemos estado practicando la sanación hemos llegado a estar involucrados en estas técnicas en un principio. No fue para llegar a ser un seguidor fanático de la técnica misma – era para llegar a ser un sanador. La técnica fue simplemente uno de nuestros primeros pasos en este proceso. Por un momento, imagínate al pie de una gran escalera impresionante. Una de tus metas – la de llegar a ser un sanador – te espera arriba. Tu primer paso es aprender una técnica. Te adentras en ésta técnica, la dominas, y puedes llegar a ser un maestro. Ahora posees este primer paso.

Esta bien amar ese primer paso, pero ten cuidado de no enamorarte de el. Puesto que si lo haces, te sentarás, tomarás un sábana y una almohada, y harás de este paso el centro del resto de tu vida. ¿Y que pasa con el asenso por la escalera? Se detiene. Ahora es el momento de bendecir tus primeros pasos…. y continuar subiendo.

¿Entonces estas diciendo que esto es mejor que otras técnicas?

Claro que no. Esto no es cuestión de “mejor o peor”, es cuestión de si es apropiado. Tal como si estás conduciendo un Maserati en la autopista hacia una cena romántica, unas velas no serían los faros apropiados para el auto y una vez que te sientes a cenar te darías cuenta que unos faros de halógenos no serían el alumbramiento adecuado para la mesa. La Sanación por Reconexión está aquí ahora para darnos algo más comprensivo y expansivo, puesto que ahora es el momento en que podemos tener esto.

¿La Sanación Reconectiva funciona sólo para los problemas físicos? ¿Funciona también para problemas mentales?

La sanación es la vuelta al equilibrio. Cada desafío de salud es una combinación de lo físico, mental, espiritual y emocional (y probablemente otras clasificaciones para las cuales no tenemos palabras todavía). Simplemente lo clasificamos según su característica predominante. La Sanación Reconectiva no “trata” a nada específicamente. Si en su presencia te permites volver al equilibrio, como hace mucha gente, entonces lo haces. Simplemente lo haces.

¿Qué es la diferencia entre La Sanación Reconectiva y La Reconexión?

La diferencia entre La Sanación Reconectiva y La Reconexión es básicamente la intención. La intención de La Sanación Reconectiva es esencialmente la sanación física, mental, emocional, espiritual o de cualquier otro nivel. Y por consiguiente, para conseguir el grado de sanación atraído por la Sanación Reconectiva, experimentarás, de cierto modo, Reconexión como parte del proceso. Es esta “Reconexión” que permite a la Sanación Reconectiva ser tan dramáticamente mas completa que las “técnicas” de sanación que hemos tenido hasta ahora.

La intención de La Reconexión es llevarnos a la plenitud de nuestra conexión inherente que tenemos con el universo. La Reconexión se hace en dos sesiones, a las cuales se les refiere como recibir una Reconexión Personal. Y, por su puesto, para conseguir el grado de reconexión aportado vía la Reconexión, hasta cierto punto experimentarás Sanción como parte del proceso.

Y, aunque los dos procesos no están completamente separados, para conseguir los beneficios completos de cada uno, tus sesiones de Sanación Reconectiva y tus sesiones de Reconexión se experimentan por separado.

¿Ha tenido éxito Eric o algún otro practicante con alguna una enfermedad específica?

Hemos visto tantos pacientes durante los últimos años que, en este momento, es casi imposible recordar todos los casos específicos. El concepto importante a entender es que tres personas con el mismo diagnostico y el mismo tipo de síntomas reciben tres resultados diferentes. En algunos casos las sanaciones más grandes y dramáticas que vemos ocurrir es en casos donde no sabemos nada en absoluto de lo que el paciente estaba sufriendo. Como dice Eric, “A menudo entre menos “sepa” el practicante sobre “que le pasa” a el paciente/cliente, mejor está el paciente/cliente” Y mientras mucha gente ve resultados que se manifiestan físicamente de manera inmediata y permanente, en raras ocasiones hay algunas personas que no demuestran ninguna reacción reconocible al principio. Muchos lo hacen más tarde, en unos cuantos días o en unas cuantas semanas. Y algunos pueden que no. La mayoría de las sanaciones tienden a ser permanentes. Algunas sanaciones se demuestran plenamente inmediatamente, algunas se desarrollan con el tiempo. La mayor parte de las veces, la sanación que tengas es tuya y permanece contigo.

Visita la página oficial de La Reconexión®: www.thereconnection.com

Para aprender más, contacta hoy a Cristina Arnedo, practicante certificado de Sanación Reconectiva® , Nivel III.
macap_06@ yahoo.com.mx
Teléfono: 044 5520319037



LA RECONEXION



"Es hora de saber que somos Luz y de permitir que la sabiduría que creó el cuerpo fluya por él”
Dr. Eric Pearl


La Reconexión es el proceso de reconectar con el Universo que te permite acelerar tu evolución espiritual y también que la Sanación Reconectiva® tenga lugar.
La Reconexión acelera tu proceso evolutivo y te permite acceder a quién realmente eres.
La Reconexión activa el sistema axiatonal que están en nuestro cuerpo y van más allá de él, uniéndonos con el Universo. Es a través de éste sistema que recibimos la luz, información y energía que necesitamos para nuestra evolución.
Estas sanaciones y frecuencias evolutivas tienen un ancho de banda nuevo que llega a través de un espectro de luz e información. Es a través de La Reconexión que podemos interactuar con estos nuevos niveles de luz e información mediante los cuales podemos reconectar.
La Reconexión incrementa la conexión con la Tierra y el Universo. Eleva la vibración y te abre a la multidimensionalidad, lo que posibilita que los milagros y la sincronía aumenten en tu vida.
La Reconexión clarifica tu propósito de vida y te ayuda a realizarlo.

La Reconexión se realiza en dos sesiones y en días consecutivos. Cada sesión dura aproximadamente 40-50 minutos. Se realiza solamente una vez en la vida, ya que la Reconexión comienza con este trabajo pero el proceso continúa por sí mismo.
Esto es algo nuevo, es diferente, es real y puede ser aplicado a cada uno de nosotros.
Numerosas personas han vivido experiencias extraordinarias durante y después de la Reconexión.

Para aprender más, contacta hoy Cristina Arnedo, practicante certificado de Sanación Reconectiva®, Nivel III.

macap_06@yahoo.com.mx
Telefono: 04455 20319037

SANACIÓN RECONECTIVA®




Es a menudo una experiencia que cambia nuestras vidas. Utiliza nuevas frecuencias que permiten sanar el cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu.
Muy diferente a Reiki, Johrei, Jin Shin, Qi Gong , Sanación Pránica o cualquier tipo de sanación energética. Sanación Reconectiva® va más allá que cualquier técnica conocida.
La Sanación Reconectiva® es una forma de sanación que está en nuestro planeta por primera vez. Nos reconecta con la plenitud del universo. Esta alta energía palpable es iniciada por el practicante de la Sanación Reconectiva® al comenzar la sesión y continúa trabajando contigo tiempo después de que tu sesión ha terminado. A través de tu participación en estas sesiones vas cambiando para siempre, operando y resonando con una frecuencia muy alta, como nunca antes vista.
La experiencia durante una sesión de Sanación Reconectiva® es personal y única, sin embargo muchas personas han reportado sanaciones de enfermedades tales como cáncer, depresión, fibromialgia, artritis, parálisis cerebral, SIDA (y enfermedades relacionadas).
Desde el punto de vista de la física somos luz y energía, nuestro ADN tiene luz, cuando esta luz se altera enfermamos. Las nuevas frecuencias, presentadas por el Dr. Eric Pearl, trascienden totalmente las técnicas tradicionales y nos llevan hacia niveles superiores de conciencia. La Sanación Reconectiva® es considerada como un nuevo enfoque energético de curación que esta aquí en el planeta por primera vez.
La curación y la transformación se producen a través de un intercambio de energía, luz e información.
El practicante de Sanación Reconectiva® es solo un canal transmisor y no sabe como va a manifestarse la curación, ni el orden en que sucederá, pero con certeza sabemos que siempre se recibe una sanación y que cada persona reacciona de una forma diferente. La sanación se produce a nivel físico, mental, emocional y espiritual. La experiencia de cada
En general se puede acudir a un máximo de 3 sesiones de Sanación Reconectiva® y cada sesión tiene una duración de una hora aproximadamente, de la cual 35 a 45 minutos serán en camilla uno con la Sanación Reconectiva® es única.


“Si eres afortunado, tu sanación vendrá de la forma que tu deseas. Si eres verdaderamente afortunado tu sanación vendrá de una manera jamás imaginaste, una que el Universo ha pensado especialmente para ti. “
Dr. Erik Pearl

Para aprender más, contacta hoy con Cristina Arnedo, practicante certificado de Sanación Reconectiva®, Nivel III

macap_06@yahoo.com.mx
Teléfono: 044 5520319037



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sanaciones (Dios, amor o el universo como quieras llamarlo).

"Es hora de saber que somos Luz y de permitir que la sabiduría que creó el cuerpo fluya por él”
Dr. Eric Pearl